Sara y los smartwatch
Hoy venimos a contarte una historia....
Ella es Sara y esta es su experiencia con los smartwatch:
No sé por qué muchas veces nos empeñamos en comprar cosas de bajo coste, entiendo que existe una crisis, una escasez de trabajo y un largo etcétera que nos condiciona en nuestro día a día. Pero, aun así, pretendemos tener lo mejor de lo mejor en tecnología por 15€
Yo era así, quería muchas cosas por precios bajos, hasta que un día comencé a comprar y aquí empezó todo
Mi odisea con estos relojes con SIM...
Te quiero hablar de los smartwatch porque están muy de moda, los móviles los tenemos más vistos, y estos pequeños son como los incomprendidos de la familia de los relojes ya que a veces te preguntas ¿es un reloj? ¿es un móvil? ¿es una Tablet? ¿pueden llamar? ¿medir mis pulsaciones? Y normalmente no encuentras una solución a todas estas preguntas a menos que navegues en mil páginas en internet.
Tras comprarme un smartwatch de bajo coste, empezaron a solucionarse dudas que en la web no se solventaban, como lo de que:
- Podía llamar: no;
- Era un reloj y daba la hora: sí;
- Era interesante: sí;
- Me duró mucho: no.
Me rompió el corazón cuando un día, a los meses de comprarlo, dejó de sincronizarse con mi móvil. Pensé que era un fallo mío, que algo estaba haciendo mal, o incluso un fallo del teléfono, pero no, su conexión reloj-mi mundo había muerto.
Al principio pensé lo que cualquiera pensaría “que horror de smartwatch”, “seguro que es el móvil, pero no sé hacer nada”, “debería llamar a la marca y que me lo solucionen”, “no pasa nada, ya tendré otro”. Pasas por las fases de duelo sin darte ni cuenta en cuestión de veinte minutos, y acabas aceptando que comprar otro sería una buena solución, total por 15€ te va a costar más la reparación que uno nuevo.
Pero esta vez quería que fuese diferente, quería informarme más, que no me volviese a pasar eso porque 15€ perdidos, son 15€.
Investigué, leí, releí, miré precio, miré opiniones, vamos todo un trabajo digno de un agente del F.B.I o cuando una amiga te pide que investigues sobre un chico que se encontró en un pub, pero esta vez, sobre tecnología.
Me sentí hasta hacker, pero bueno, volviendo con lo que nos interesa, encontré la solución a mis problemas. Mi smartwatch no tenía materiales de calidad y por lo tanto su vida útil era más bien poca.
Logré arreglarlo, quién lo diría. Pero ya no me hacía tanta gracia ni tanta ilusión, porque me había dado cuenta de muchísimos fallos que tenía y que era muy básico para lo que realmente necesitaba con cosas de la empresa e inclusive deporte.
¿comprar o no comprar?
Tras meses pensándolo, porque soy una mujer que no toma decisiones tan a la ligera, y menos cuando hablamos de dinero, decidí ahorrar para un reloj inteligente “de verdad”, uno que cumpla todas y cada una de mis necesidades en todos los campos de mi vida, a ser posible, claro. Un superhéroe hecho smartwatch. Bueno vale, me he pasado, pero era un super smartwatch.
Ahorré y me lo compré. Tardó un poco en llegar, pero llegó.
¿Y qué decirte? ¿Otro mundo nuevo? Por fin tenía lo que estaba buscando. Es verdad que me costó algo más que solo 15€, pero con una garantía real y una buena calidad de materiales, estaba más tranquila con mi inversión. Ya dejaría las mini-inversiones de 15€ cada 5 o 6 meses de lado.
¿Y ahora? Lo tengo desde hace diez meses, sin ninguna queja, no me ha dado ningún problema, es cómodo, tiene todo lo que necesito y me lo llevo a todas partes. Mi mundo dentro de este pequeñín, que en mi muñeca parece enorme, pero no es para tanto.
La moraleja de las compras de tecnología hiper baratas es lo que siempre me dijo mi madre: lo barato sale caro y con lo caro has de tener cuidado. Ella modificó un poco el dicho porque se compró un televisor, un poco caro, que me encantaba cuando era niña, pero resultó ser un fiasco.
Y volviendo a lo caro y a lo barato en cuestión de tecnología, solo me queda decirte que investigues bien cada característica, material, procedencia, valores si cumplirá tus necesidades y/o deseos y si merece la pena el precio por lo que quieres. Si merece la pena no te parecerá tan caro y si no la merece, no te lo compres, ya encontrarás algo mejor.